Para verte mejor

Hoy os voy a comentar de un tema que me ha venido al tapete por aquellas cosas que tiene la sincronicidad. 

El pasado 16 de Abril estuve compartiendo con la Asociación Retina Navarra (www.retinanavarra.org), haciendo una charla-taller sobre salud visual, y me parece que viene a cuento compartir esto con vosotros. Además, ellos lo podrán ver y repasar cada vez que quieran en la web.

Los nutrientes y alimentos más indicados para favorecer la vista, también pueden contribuir a frenar el deterioro de los órganos implicados en las patologías relacionadas con la visión, como la miopía, presbicia, cataratas, degeneración macular, entre otras.

La salud visual, tanto si hablamos de ejercicios como de alimentación, representan un elemento de incalculable valor cuando queremos favorecer las funciones de los órganos implicados en la visión. No es frecuente encontrar información sobre este tema, aun así, las personas que requieren una dosis adicional de nutrientes por haber sido diagnosticadas de alguna patología, pueden verse favorecidas haciendo algunos cambios en su alimentación que no contribuyan el deterioro o avance de la enfermedad.

Los puntos esenciales en este sentido son:


  • Favorecer la irrigación (microcirculación) de todos los órganos de la visión, cristalino, nervio óptico, retina, etc. con el objetivo de hacer llegar los nutrientes claves para favorecer sus funciones tanto de alimento como de oxigenación y eliminación.

  • Prevenir de forma activa la oxidación o daño oxidativo que pueda ocurrir en los tejidos implicados, bien sea reduciendo el estrés oxidativo (evitando el consumo de alimentos grasos, margarinas, fritos, colorantes artificiales, refrescos comerciales, tabaco, estrés) o aportando elementos antioxidantes como algunos nutrientes, tanto vitaminas, minerales y oligoelementos.

Las vitaminas aun cuando no forman parte estructural de nuestra fisiología, son moléculas de crucial importancia para mantener las funciones vitales y estar saludables. El cuerpo humano no tiene la capacidad de sintetizarlas o producirlas, por lo que solo las recibe con los alimentos que consumimos, y en algunos casos por las bacterias que tenemos alojadas en nuestro sistema digestivo, de allí la importancia de una buena flora intestinal.

Estas pequeñas moléculas, coenzimas, vienen a ser como soldaditos que van a ejercer trabajos de acelerar, transportar, complementar, etc. reacciones bioquímicas de nuestras células y tejidos. Tanto si están en déficit como si están en desequilibrio, nosotros vamos a notar pequeños fallos en nuestro estado de salud (falta de vitalidad, depresión, agotamiento, etc), e incluso llegar a comprometer nuestra integridad vital. Hasta favorecer el desarrollo de alguna enfermedad crónica o aguda.

Los órganos de la visión son especialmente susceptibles al déficit del calcio, magnesio, selenio, cromo, cobre y zinc, la vitamina C, las vitaminas del complejo B, vitamina E, betacaroteno (zanahoria, calabaza, mango), luteína y zeaxantina (pigmentos carotenoides en las frutas y verduras como acelgas, espinacas, albaricoques, zanahoria o mangos).

El jugo de arándanos es un remedio muy interesante para todas las enfermedades oculares. Al ser excepcionalmente rico en antocianinas tiene una acción múltiple, por un lado estimula la circulación en el globo ocular, en segundo lugar tiene una acción antioxidante que previene el envejecimiento del cristalino y en tercer lugar es un reparador de las micro lesiones de la retina, que lo hace muy útil en la degeneración macular.

El jugo natural lo puedes encontrar de diferentes marcas, el más recomendable es el jugo 100% sin azúcar. También en forma de mermelada, o compota, frescos o bien las frutas del bosque, desecadas o congeladas.

Un suplemento interesante para la vista es el pignogenol, rico en bioflavonoides y que se extrae de la corteza del pino de las landas (Pino francés del Atlantico). A nivel alimentario lo podemos encontrar en el pellejo de los cacahuetes o en las semillas de uva. Se ha observado que su acción antioxidante es mayor que la vitamina E y C.

También podemos añadir plantas que mejoren la microcirculación, especialmente el Ginko biloba, que lo podemos encontrar en cápsulas o en extracto.

Los suplementos, que son una alternativa estupenda en procesos carenciales y agudos, nunca van a ser comparados con la armonía y equilibrio de nutrientes que nos aporta la naturaleza, las vitaminas presentes en los alimentos, aparte de aportarnos toda su energía vital nos entrega en cada dosis un pool armónico de nutrientes que favorecen su absorción y asimilación por nuestro cuerpo.

Aun cuando estés tomando algún suplemento te recomiendo un batido como este para tomar cada mañana:


Zanahoria, unas cuantas hojas de espinaca, una o dos cucharadas de jugo de arándanos, 2 cucharaditas de lecitina y 2 cucharaditas de levadura
nutricional. También le puedes añadir, remolacha, manzana, mango, limón, naranja, fresas, zumo de uvas, etc. Yo te sugiero que encuentres una mezcla de alimentos donde consigas el sabor que más te agrade.

Un paté de zanahoria para acompañar pan o tostadas, etc.:


Zanahorias cocidas (3 o 4), cebolla (1 pequeña o media), aceitunas (10 o más), 1 cucharadita de pimentón picante, 1 cucharada de zumo de limón, sésamo tostado, sal marina.

Hacer un puré con todos los ingredientes, excepto el sésamo que lo usaremos para espolvorear al final en las tostadas o sobre el paté ya servido. Poner a punto de sal y listo.

Con los arándanos secos se hacen unas ensaladas geniales, también lo puedes agregar al yogurt, tartas, etc.


Referencia:

Berdonces J.L. Nutrición para Cuidar la Vista. En Revista Integral. No. 389. Ed. MC Ediciones.

Los alimentos integrales, una plétora de nutrientes que nos estamos perdiendo

Cada vez que nos alimentamos con alimentos refinados, nos estamos perdiendo de consumir una plétora de nutrientes de beneficios incalculables para la salud. Los alimentos integrales vienes a ser en nuestra dieta la fuente más importante de minerales, fitonutrientes, antioxidantes y fibra, en un equilibrio y armonía que solo la naturaleza conoce y nos puede ofrecer.

Hasta el siglo XIX los cereales y todos sus derivados, se consumían de forma integral, y por un hecho meramente práctico, asociado con el deterioro en el transporte de los granos de un sitio a otro, fue cuando la industria alimentaria decidió quitarles la cáscara y el germen a los cereales, para mejorar su conservación y manipulación, además de hacerlos más rentables.

No obstante, el valor añadido por la industria a los cereales refinados, hoy en día supera con creces nuestra capacidad de asimilación, y es cuando surgen las dietas bajas en carbohidratos (azúcares) para mejorar nuestra salud y bajar de peso. Sin mencionar que los alimentos a los que hacen referencia cuando se habla de azúcares que engordan (carbohidratos), son los cereales y harinas refinadas de las que abusamos hoy en día.

En un principio se pensó que la fibra de los alimentos era puramente favorecedora de las funciones del tracto digestivo. Hoy en día se estudia y se reconoce la aportación de nutrientes que conseguimos en los alimentos integrales de origen vegetal.

Las semillas integrales de trigo contienen docenas de minerales y micronutrientes si se cultiva en tierra fértil, además de fitonutrientes protectores de la inmunidad, así como vitaminas y aceites valiosos.

Mientras que el trigo es un alérgeno común, prácticamente nadie es alérgico al trigo germinado, el cual contiene la misma cantidad de minerales, y más vitaminas por gramo.

Dos de los minerales que se pierden en el refinamiento del trigo son:


Selenio: el trigo integral es una de las mejores fuentes alimenticias que contienen selenio, especialmente si se cultiva en tierras donde abunda. Hace más de 20 años que estudios demográficos ha dejado ver que el cáncer es más bajo en áreas donde la tierra es rica en selenio. Un estudio realizado sugiere que el selenio puede reducir el índice de muertes hasta en un 50%. Además, la deficiencia de selenio puede causar un desequilibrio en la glándula tiroides y en consecuencia, puede predisponer a la obesidad.

Magnesio: Este es deficiente en muchas personas que consumen alimentos refinados. Es importante señalar que los productos de origen animal no contienen abundancia de magnesio comparado con los de origen vegetal.

Después del trigo, el arroz es el que se usa más extensamente en la nutrición humana. El arroz integral contiene una abundancia de nutrientes, incluido el magnesio, que la gran mayoría se pierde al refinar el grano.

Estudios recientes, nos están dando a conocer el valor del arroz integral, donde se descubrió que su cubierta -el salvado de arroz-, tiene efectos asombrosos para bajar los niveles de azúcar en la sangre, además se cree que el salvado de arroz es una de las substancias más densas jamás estudiadas. Contiene más de 70 antioxidantes que nos protegen del daño celular y preservan la juventud.

El arroz integral se considera un alimento calmante y esta habilidad se debe a que contiene en abundancia vitaminas del complejo B y minerales traza.

Los minerales del trigo integral, los efectos que tiene el arroz integral en el control del azúcar en sangre, la plétora de fitonutrientes y antioxidantes representan solos unos cuantos ejemplos de los muchos otros beneficios que contienen los alimentos integrales – y que no recibimos cuando consumimos los alimentos refinados y altamente procesados-.

Cada grano entero, incluyendo mijo, quínoa, cebada, centeno, maíz, alforfón, amaranto, y demás, tienen minerales importantes, vitaminas y otros nutrientes en común así como, un conjunto único de nutrientes y propiedades asociadas con el restablecimiento de la salud.

El comer alimentos integrales, nos aporta además de toda su vitalidad, ya que son semillas de vida, integridad a nuestra vida, a nuestras acciones, coherencia para vivir en integridad con el mundo que nos rodea.