Los Alimentos y el estado de ánimo (III parte)

Los alimentos y el estado de ánimo


Desde hace mucho tiempo en culturas ancestrales se consumen algunos alimentos por sus efectos psicológicos, entre estos los yoghis. En China por ejemplo, los alimentos se han usado por miles de años para calmar y focalizar  la mente.

Lo siguiente es ver a través de la ciencia moderna este aprendizaje intuitivo de los antiguos observadores espirituales: Si, los alimentos liberan sustancias a nuestro cuerpo que afectan nuestras emociones y estado de ánimo.

Un campo pionero en la ciencia de la nutrición ofrece referencias para el estudio de los alimentos y el estado de ánimo, esto viene a confirmar lo que algunos siempre sospecharon: que y cuando comer puede afectar nuestra mente y  estado de ánimo, nuestra tendencia a cumular kilos, incluso la calidad de nuestra vida.

Richard Wurtman, M.D. y Judoth Wurtman, Ph.D., cientificos del Instituto de Massachusetts de Tecnología (MIT), fueron los primeros en asociar los alimentos con el estado de ánimo cuando encontraron que el azúcar y el almidón presente en los alimentos ricos en carbohidratos impulsan en el cerebro una poderosa sustancia llamada serotonina. Pronto asociaron esta serotonina y otros neurotransmisores a cada uno de nuestros estados de ánimos, emociones y deseos.

Por ejemplo, ellos notaron que comer alimentos ricos en carbohidratos, tales como cereales, legumbre y vegetales, elevan los niveles de serotonina, ayudando a sentirnos mas relajados y calmados; por el contrario las alimentos ricos en proteínas, tales como lácteos, pescados, aves y carnes, liberan sustancias que nos permiten pensar y reaccionar más rápidamente, y hacernos sentir en alerta o más enérgicos (Kesten D. 2007).

Investigaciones científicas han revelado que hay una relación reciproca e interactiva entre el estrés emocional y el anhelo de consumir carbohidratos, este induce al deseo de alimentos dulces ricos en hidratos de carbono y grasa, dado que su consumo tiene un efecto de refuerzo positivo en la mejora del estado de ánimo. Este estrés representa un estimulo que condiciona esta respuesta, provocando un alivio temporal de su angustia emocional, además de satisfacción de ese deseo, por lo que el estado de estrés vuelve y el ciclo de deseos de dichos alimentos retorna. Solo existe una forma de reducir este deseo o antojo, y es aminorar el estado de estrés o el motivo de la angustia, acompañado de la total eliminación de la dieta del azúcar añadido y la cafeína. Cosa que para alguno individuos podría ser ineficiente, y el tratamiento de su estado emocional requiera intervenciones mas específicas, como la psicoterapia, etc. (Christensen L. 2001).

Esta relación alimentos estado de animo es compleja, existe una serie de asociaciones que ejercen influencia y deben ser consideradas, mas allá de los componentes nutricionales como el azúcar (glucosa), con su consecuente aumento de energía y alerta, seguido de un retrasado efecto sedante, y de sustancias psicoactivas (cafeína, alcohol, teobromina, etc.), que tienen un reconocido efecto en el estado de ánimo según la cantidad que se consuma y el momento. Además, está el aspecto sensorial de los alimentos, la mayoría de estos productos que se consumen cuando buscamos cambios en nuestro estado de ánimo son muy apetecibles (ej. Chocolates, pastas, pasteles, galletas, etc.), son alimentos ricos en azúcar e hidratos de carbono, además de grasas, por lo que su efecto en el estado de ánimo no es considerado el simple resultado de sus constituyentes, estos además proporcionan una experiencia placentera, posiblemente mediada por la liberación de endorfinas, debido a que el sabor dulce, que se sabe que es innatamente placentero, junto con la textura grasosa que también es preferida desde etapas tempranas de la vida.

A su vez, las características individuales basadas en el aprendizaje de experiencias previas, serán definitivas en nuestras experiencias futuras, así como en otros aspectos, en el tema de los alimentos no es la excepción, nuestra naturaleza de constante aprendizaje tendrá un efecto sobre nuestra relación individual con los alimentos y su influencia en el estado de ánimo, actitudes y creencias sobre los éstos son parte de este proceso y ejercerán inevitablemente su influencia en el resultado tras su consumo (Appleton K. y Rogers P. 2004).

Referencias Bibliográficas

Kesten D. (2007) Feeding the Body Nourshing the Soul. Vermont, Editorial White River Press.

Christensen L. (2001) The effect of food intake on mood. Clinical Nutrition, 20 (supplement 1): 161-166.

Appleton K.M. Rogers P.J. (2004) Food Issues for Women. Food and mood. En The Medicine Publishing Company Ltd: 4-6.

Nutrición Integrativa (II parte)

 

 

Comer intuitivamente


La homeostasis del peso involucra una interacción dinámica entre hormonas, proteínas y neurotransmisores del intestino, hígado, cerebro y células grasa. El cuerpo humano no es un simple contendor de calorías que pueden ser añadidas o substraídas. Con los cambios energéticos ocurren ana serie de cambios bioquímicos y cada uno de estos cambios incide en otras proteínas y hormonas. Los cambios calóricos traen consigo una respuesta fisiológica de gran complejidad.

Lo más saludable es reconocer las señales homeostáticas del cuerpo. Comer cuando se tiene hambre, nos proporciona una clara sensación de bienestar y nos coloca en la mejor condición para que la naturaleza actúe sobre el.

Para las personas habituadas hacer dieta les puede tomar un tiempo y practica aprender a reconocer la sensación de hambre real, y conectar con estas sensaciones corporales. Para algunos el hambre se ha transformado en su enemigo, con el que lidiar y distraer el mayor tiempo posible. Aprender a comer intuitivamente promueve un mayor grado de bienestar físico y psicológico. El objetivo de esta práctica es recuperar la confianza en su propia habilidad de reconocer la cantidad de alimento que el cuerpo realmente necesita. Debemos evitar los estilos de vida que nos hagan propensos a comer de forma caótica o desordenada. Psicológicamente es más satisfactorio reconocer las señales internas de hambre y saciedad, tanto como beber agua cuando se tiene sed, abrigarse cuando se tiene frío o respirar después de un buceo de 25 pies en el fondo del océano.

A diferencia de la negativa recomendación de restringir el consumo, la principal meta de comer intuitivamente es positiva, “comer cuando se tiene hambre hasta quedar completamente satisfecho”. Esto hace que el hecho de satisfacer una necesidad fisiológica básica sea una experiencia puramente positiva. Confiar en el los mecanismos de equilibrio interno nos conduce a una relación con los alimentos libre de hambres, miedos y culpas. Esta recomendación de reconocer las señales de hambre y la saciedad es percibida por la mente, cuerpo y espíritu como un apoyo y sustento, que permite un total disfrute y conexión con la satisfacción espiritual de los simples placeres de la vida.

Para las personas quienes han respondido a sus señales internas de hambre y saciedad desde su nacimiento, comer intuitivamente es fácil. Comer cuando se tiene hambre hasta quedar completamente satisfecho es algo que casi todos los mamíferos compartimos desde el nacimiento, pero las personas que nos hemos alejado de este comportamiento por dietas o por razones emocionales, les puede parecer simple, pero no tan sencillo.

El cuerpo esta programado para prevenir el ayuno o la inanición, en otras palabras, los mecanismos homeostáticos ante la falta de ingesta de alimentos o restricciones severas responde con más hambre en una primera fase, y con una disminución del metabolismo para asegurar sus funciones vitales. Es importante entender lo perjudicial que puede ser luchar contra las fuerzas de la naturaleza y sus consecuencias mentales, corporales y espirituales (Outland L, 2010).

Referencia Bibliográfica

Outland L. (2010) Intuitive Eating. Holistic Nursing Practice, 24(1):35-43.