Por una alimentación integral

La  alimentación, fuente natural de nuestra integridad física y mental, es sin embargo, la gran descuidada en nuestra vida cotidiana.

Por ello es de vital inportancia que nos tomemos un rato al día para planificar nuestra nutrición.
Alimentos y nutrientes serán herramientas y constructores de nuestra forma física e intelectual; no hay nada que entre a nuestro sistema digestivo que no tenga que ver con nuestra economía corporal o sistema bioquímico, formando parte, en definitiva, de lo que somos, hacemos y sentimos.
Actualmente se ha dedicado tiempo, esfuerzo y ciencia en descubrir los componentes de los alimentos y sustancias que consumimos, pero hemos olvidado algo que nuestros ancestros concebían con más claridad, los mágicos ingredientes que implican el acto de comer: sentimientos de amor, consuelo, protección, una comida en familia, una comida romántica...
No es de extrañar que los alimentos formen una parte importante  en los rituales de celebración en todas las cultural del mundo. Ello es debido a que son considerados algo más que alimentos, son vehículos de sentimientos y costumbres, señales de identidad con las que se comunica un grupo familiar una comunidad o un pueblo.
Hagamos conciencia de nuestro cuerpo cuando nos alimentamos, de cómo esta actividad cotidiana trasciende nuestra naturaleza. Nada es completamente inocuo a nuestro ser, por eso no debemos sentir culpa por el acto de comer ya que es una acto natural y espontaneo.

De lo que si tenemos que estar atentos es de qué comer y cuando hacerlo.