Para esta Navidad...

Vienen días para salir de la rutina, días de emociones y reencuentros. Si algo caracteriza a la navidad es su emotividad, aun cuando no seamos personas especialmente emocionales.

Debemos estar alerta con nuestro cuerpo, escuchar y descodificar sus mensajes; los estados caóticos nos conducen a una alimentación caótica y viceversa; alerta con los excesos.

Practica la moderación, una de las claves de la alimentación saludable, y nunca mejor  dicho que en esta época.

Si eres tu el anfitrión o la persona que define el menú de fiestas, te recomiendo hagas un menú estructurado, como le digo yo en casa. Eso quiere decir, que es una menú pensado con criterio y equilibrio, lo contrario a un menú de picoteo, donde caben en la mesa cualquier cantidad de alimentos y combinaciones que nos entran por la vista, comemos sin parar y no nos damos cuenta hasta el final de la comida de la cantidad que hemos sido capaces de engullir, y lo digo así, porque entre la conversación, el alcohol (que adormece las papilas gustativas) no somos conscientes de nuestro comportamiento.

Un menú pensado o estructurado, nos va a dar la satisfacción de agradar al paladar con un equilibrio de sabores, texturas, combinaciones y sobre todo, focalizarnos en la calidad, más que en la cantidad.

Si vamos a pensar en una cena, debemos tomar en cuenta lo que haremos luego, si nos vamos a bailar o nos quedamos en la mesa sentados hasta la hora de ir a la cama. Y si es una comida, casi igual, estaremos más horas despiertos, pero probablemente sentados, o a lo mejor nos damos un paseo, que es lo más recomendable.

En un menú estructurado, no deberían protagonizar los alimentos proteicos los dos platos, no olvidemos que los postres también son contundentes y aportan en algunos casos, muchas proteínas.

¿Porque hago más énfasis en las proteínas? En la sociedad en que vivimos, los platos de los días de fiesta,  el ingrediente principal son las carnes (de todo tipo, incluso pescados y mariscos).

Las proteínas no solo son más difíciles de digerir, por la complejidad de sus moléculas y las formas de cocción, además aportan a nuestro cuerpo  estados de excitación y cambios bruscos de humor. Nos aportan aminoácidos, y estos tienen funciones muy específicas a nivel celular y neuronal. Nos podemos sentir  más tensos y con menos claridad mental.

Luego los azucares refinados, que abundan en la mesa.  Salsas dulces, glaseados, postres en abundancia. Estos nos aportan una sensación inmediata de euforia y luego nos vemos derrotados en un rincón del salón, medio dormidos, sin muchas ganas de hablar y pidiendo un café o una copa para continuar la jornada.

Algunos lineamientos para un menú estructurado (está pensado con sentido común, no me dejo llevar por ninguna tendencia):

  •  Primeros, deben estar presenten en mayor proporción los vegetales y alguna fruta. Las carnes (jamón, embutidos, etc), mariscos, pescados, huevos, etc. deben ser un ingrediente más y no el protagonista de la receta. Los caldos, sopas, purés, son  buena opción para la cena.
  • Un segundo, si el primero es contundente, una carne blanca o pescado, preparado de forma ligera,  con pocas grasas, y pocos ingredientes, nos ayuda a equilibrar los sabores y las digestiones. Un pescado o pavo, de excelente calidad con una guarnición de vegetales, son una buena opción.
  •  Las cantidades, suma todo lo que hay en la mesa, y piensa que lo vas a meter en un solo espacio. Es frecuente decir, pero somos muchos, si, pero no todos nos vamos a comer todo, algunos simplemente lo vamos a probar y otros a degustar. Piensa que la comida pesada recalentada, es doblemente indigesta (las sobras).
  • Postres, si haces una comida copiosa, no es recomendable una bebida o postre muy frío (esto altera la temperatura del estomago y las grasas se digieren peor). Plantéate un postre ligero o en raciones moderadas, solo endulzar el paladar. Si eres una estrella de la repostería o quieres resaltar el postre especial de la abuela y lo quieres disfrutar al máximo,  el resto de la comida le debe dejar sitio y ganas de comerlo.
  • Las infusiones son un buen aliado luego de una comida de fiestas, las hay digestivas (anís, hinojo), relajantes (mejorana, melisa) y tónicas (te verde o poleo menta).  Os recomiendo tener en casa esta tisana digestiva que puede ser de gran ayuda.  Una cucharada de flores de manzanilla, otra de boldo triturado y media docena de estrellas ligeramente machacadas de anís estrellado. Se deja hervir durante un minuto y reposar  diez. Tomar tibia y la puedes endulzar con miel. Tomar cada hora si hace falta.

Disfruta de la navidad al máximo, relájate y déjate llevar por los valores positivos que entraña,  más allá del plan comercial que nos proponen los medios.


Gracias por estar  allí,  FELIZ NAVIDAD Y FELIZ AÑO 2015…

Las 8 principales causas de los antojos

¿Cómo es posible que en varias ocasiones no seamos capaces de frenar el impulso de comer algunos alimentos? Éstos nos van rondando por la mente a modo de antojo, aun sabiendo que pueden ser perjudiciales para la salud, incluso en algunos casos seguir abusando de ellos.

La nutrición integrativa con una visión holística del hombre y la ciencia de la nutrición, me han dado algunas respuestas a estas preguntas. Los alimentos y el estado de ánimo es un campo relativamente nuevo para la nutrición, y aun debemos estar por conocer mucho más.

Los antojos o impulsos por comer un alimento en particular, vienen a ser como señales S.O.S que envía constantemente nuestro cuerpo, en un intento de conseguir saciar alguna carencia, que puede ser el resultado de un desequilibrio alimentario, o la falta de un nutriente, o incluso, algún aspecto afectivo-emocional que nos afecta, y queremos llenar con alimentos, dándole a éstos un poder que no tienen.

Según Joshua Rosenthal, en su libro Nutrición Integrativa, alimenta tu salud y felicidad; puntualiza 8 principales causas de los antojos, que seguramente te van hacer reflexionar y en algunos casos te veras reflejado:
  1. Deshidratación. El cuerpo no envía el mensaje de que está sediento hasta que estás al borde de la deshidratación. La deshidratación ocurre como una pequeña sensación de hambre, así que lo primero que debes hacer cuando tengas un extraño antojo es beber un vaso de agua.
  2. Estilo de vida. Estar insatisfecho con una relación personal, tener una rutina de ejercicios inadecuada (mucho, muy poco o incorrecta), estar aburrido, estresado, en un trabajo poco inspirador o no tener una práctica espiritual; todo esto puede contribuir a comer de forma emocional. El acto de comer puede ser utilizado como sustituto del entretenimiento o para llenar el vacío.
  3. Desequilibrio. Yin/Yang Algunos alimentos poseen más cualidades yin (expansivas) mientras que otros poseen más cualidades yang (contractivas). Comer alimentos con características en extremo yin o yang, puede causar antojos con el fin de restablecer el equilibrio. Por ejemplo, seguir una dieta muy alta en azúcares (Yin) puede causar ansia por comer carne (Yang).
  4. Aflora nuestro interior. Con frecuencia, los antojos vienen de comidas que probamos recientemente, alimentos que comían nuestros ancestros o alimentos que comíamos durante la infancia. Una manera inteligente de satisfacer estas ganas es comer una versión más saludable de estos alimentos de nuestros ancestros o de nuestra infancia.
  5. La temporada. Con frecuencia, nuestro cuerpo siente necesidad de ciertos alimentos para balancear los elementos de acuerdo a la estación. En primavera, la gente siente ganas de comer alimentos que lo desintoxiquen, como verduras o cítricos. En verano, a las personas se les antojan alimentos que los refresquen como frutas, alimentos crudos y helados. En otoño, buscan alimentos que los conecten más a la tierra como calabaza, cebollas y nueces. En el invierno, muchos desean comidas calientes y alimentos que produzcan calor como carne, aceites y grasas. Otros antojos, como carne de pavo, ponches de huevo y dulces, también pueden ser asociados con temporada de fiestas.
  6. Deficiencia de nutrientes. Si el cuerpo está recibiendo una comida inadecuada de nutrientes, producirá antojos extraños. Por ejemplo: niveles inadecuados de minerales producen antojos por comer sal. Una nutrición deficiente produce deseos por formas de energía no nutritivas como cafeína.
  7. Hormonas. Cuando las mujeres están en períodos de menstruación, embarazo o menopausia, en los que los niveles de testosterona y estrógeno fluctúan, podrían desear alimentos poco usuales.
  8. Involución. Cuando las cosas marchan extremadamente bien, a veces puede ocurrir un síndrome de auto-sabotaje, durante el cual se pueden sentir antojos por alimentos que nos pongan fuera de balance. Luego tendremos antojos de alimentos que nos devuelvan el equilibrio. Esto ocurre a menudo a partir de una baja azúcar en la sangre que puede resultar en cambios bruscos de ánimo.
Siempre que tu cuerpo dese algo, detente un momento y pregúntate ¿Qué es lo que está pasando aquí realmente? Cada vez que te veas a ti mismo tomando de manera impulsiva algo que sabes que no es bueno para ti, tómate un momento para calmarte, respira y evalúa la situación. Considera lo que tu cuerpo está pidiendo en realidad. Comienza con el sabor.