¿Carne de Cañón?

No es una novedad que el consumo abundante de proteínas animales, entre ellas las carnes rojas y procesadas estén asociadas al desarrollo de cáncer, entre otras enfermedades degenerativas.

Además, el Comunicado de prensa del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer- OMS , habla que la mayor incidencia queda plasmada durante los últimos 20 años de los estudios de cohorte revisados –“La evidencia más influyente provino de grandes estudios de cohorte prospectivos realizados en los últimos 20 años”-.

Para aclarar un poco el panorama, quiero comentar que un estudio de cohorte prospectivo se refiere a una muestra de población seleccionada, donde se han estado monitorizando una serie de variables en el tiempo, que previamente fueron estudiadas y que pueden estar ejerciendo un efecto importante sobre la hipótesis que se está evaluando. En este caso la incidencia de cáncer asociada al consumo de carnes rojas y procesadas.

No hay que ir a las estadísticas nacionales e internacionales para constatar que en los últimos años la incidencia de cáncer va en aumento, todos de alguna manera hemos tenido contacto con alguien que ha padecido un cáncer o que un familiar muy cercano haya muerto por esta causa.

¿Entonces, donde está la alarma y el asombro cuando la OMS declara como potencial carcinógeno la carne y especialmente la carne procesada?.

El estudio dice que 50g de carne procesada consumida a diario aumenta en un 18% el desarrollo de cáncer colorrectal.

Si nos ponemos hacer un inventario a groso modo de los alimentos y cantidades que consumimos habitualmente en nuestra dieta diaria, estoy casi segura que un porcentaje muy elevado de la población está consumiendo más de 50g de estas carnes al día. Entre jamón york, pechuga de pavo, patés, jamón serrano, hamburguesas, salchichas frescas o no, productos precocinados que la contiene, alimentos que en su recetas lo llevan y no somos conscientes, además de las carnes rojas que consumimos habitualmente como segundo plato (y que están en el Grupo 2A).

No nos dejemos engañar, no hay trampa ni cartón. Nunca antes en la historia de la humanidad se había sabido tanto sobre los alimentos, y aun así seguimos muriendo de enfermedades que pueden ser tratadas y prevenidas poniendo en práctica todo este conocimiento acumulado, y en algunos casos nos negamos a ver, o nos quieren confundir para que no lo veamos.

Además no solo es relevante la cantidad neta de carne que se consume al día, lo que si tiene mucho que ver aquí y no se comenta, es lo que estás dejando de comer cuando haces un consumo abundante de productos cárnicos. Estás desplazando de tu dieta alimentos realmente importantes para mantener tu salud, como lo son las frutas, vegetales y cereales integrales.

Consumir 50g de carnes procesadas de forma habitual en nuestra sociedad actual es muy fácil y factible. Antes de quedarnos con los matices que quieren hacer a esta información, os invito hacer una reflexión más allá de las estadísticas; haz un registro de la cantidad de carnes procesadas y carnes rojas (según el concepto de OMS) que consumes en una semana. Y que alimentos considerados protectores para tu salud estás consumiendo (frutas, verduras, cereales integrales, etc).

Es frecuente ver las estadísticas como algo ajeno a nosotros, algo que usan los científicos y los políticos para su trabajo. Pero lo cierto es que nosotros somos los granitos de arena que suman o restan en estos números abstractos de los que se habla en los periódicos.

Esta información es relevante para todos, por mucho que la quiera matizar la industria alimentaria, y en este caso la cárnica. Los datos están allí y cuando el río suena es porque piedras trae.

No seamos carne de cañón de los intereses de otros…

Comer con los ojos II

De regreso a las actividades… Comenzamos con un post relacionado con la salud visual, aprovechando la invitación a un pequeño taller de cocina que hicimos el 30 de Septiembre en el CIVICAN – Pamplona /Navarra con la Asociación Retina Navarra.

Es bien conocido el papel de ciertos alimentos en relación con la visión y la salud ocular. En el papiro de Ebers, mil quinientos años antes de Cristo, se describe la utilización del hígado en el tratamiento de la hemeralopía (disminución de la visión durante el día o cuando hay luz muy intensa), síntoma precoz de la carencia de vitamina A.

Entre los nutrientes y otros componentes de los alimentos que se encuentran en el tejido ocular, destacan los carotenoides -luteína y zeaxantina-. Las vitaminas E y C, y algunos ácidos grasos poliinsaturados. Compuestos que tienen papeles complejos e interrelacionados en el ojo.

La retina es muy sensible al estrés oxidativo, ya que contiene una gran cantidad de ácidos grasos poliinsaturados y es una zona con una elevada exposición a la luz, además hay una gran actividad metabólica por su elevada vascularización.

Ambos pigmentos carotenoides (luteína y zeaxantina) se localizan en la mácula, la parte central de la retina que nos permite tener una visión aguda. Estas sustancias tienen como función principal en el ojo, actuar como antioxidantes evitando la formación de radicales libres que puedan dañar los tejidos oculares.

La luteína es un pigmento vegetal que, junto con el beta-caroteno, es uno de los carotenoides más ampliamente distribuido en frutas y hortalizas que, consideradas como parte de una dieta variada, aportan el 95% de los carotenoides que ingerimos. La luteína y su isómero estructural, zeaxantina son derivados del alfa-caroteno y beta-caroteno que no tienen actividad de vitamina A (o que no la sintetizan).

Estudios realizados dan como resultado que un abundante consumo de estos pigmentos (caroteniodes) tienen un papel beneficioso sobre la función visual, asegurando una adecuada disponibilidad en los tejidos (especialmente en la mácula).

Para conseguir un aumento en el aporte alimentario de luteína y zeaxantina habría que insistir en las recomendaciones para una alimentación sana y equilibrada, rica en frutas y hortalizas incluyendo las de color tanto verde como amarillo. Dado que los efectos de la dieta son acumulativos, además nos beneficiaríamos de otros fitoquímicos con potenciales efectos positivos en la prevención y tratamiento de las enfermedades. Especialmente si hay un riesgo elevado, como predisposición genética o alguna enfermedad ocular que comprometa la función visual (Ej. degeneración macular asociada a la edad, cataratas, retinitis pigmentosa, etc.).

Contenido de Luteína y zeaxantina en algunos alimentos


(mg por cada 100 gr de alimento)

Espinaca 12 mg

Acelga 11 mg

Guisantes 2,5 mg

Lechuga 2 mg

Puerro 2 mg

Calabacín 2 mg

Brócoli 1,5 mg

Calabaza 1,5 mg

Maíz 1,3 mg

Un consumo de seis porciones diarias de frutas y hortalizas nos aportan 5-6 mg de carotenoides recomendados, que incluyen luteína y zeaxantina.

No obstante, un consumo poco frecuente de frutas y vegetales podría causar insuficiente aporte de luteína y zeaxantina. Además, fumar y tomar alcohol también disminuiría los niveles de carotenoides en sangre.

Os dejo el enlace con algunas recetas que hicimos en el taller, pensada para a incrementar no solo el consumo de carotenos, si no también algunos ácidos grasos poliinsaturados, además de vitaminas.
Recetas "Comer con los Ojos II"

Enlaces a los post anteriores de salud visual:

Comer con los ojos

Para Verte Mejor